Maleh: Un Sabroso Legado del Mar Emiratí

Pescado En Lugar De Dinero: Un Legado Salado en los EAU
Detrás de los modernos rascacielos, metros con aire acondicionado y la economía de alta tecnología del Dubái actual se esconde un pasado que pocos conocen verdaderamente. Una historia donde el mar no solo era fuente de alimento, sino también de sustento, cultura e incluso moneda. Este mundo es iluminado por una tradición aún preservada en comunidades costeras como Dibba Al Hisn. Aquí vive un pescador de 75 años que ha recorrido el mar desde los cinco años, y que narra la historia viviente del pescado salado, el maleh.
Una Vida Construida en el Mar
La pesca no era meramente un oficio en la costa de los EAU—era la vida misma. Generaciones crecieron no solo pescando, sino enfrentándose a los elementos: no había electricidad, ni refrigeración, ni aire acondicionado. La supervivencia requería adaptarse al ritmo de la naturaleza.
Los meses de invierno—cuando el mar estaba calmo y la oferta de pescado era abundante—eran las temporadas principales de pesca. Atunes, peces rey y jureles eran capturados y necesitaban ser almacenados para todo el año. El caluroso verano desértico no era favorable para la navegación, por lo que el pescado previamente preservado se convertía en la principal fuente de alimento.
Maleh – Supervivencia Preservada
El método más importante de preservación era el maleh—pescado fuertemente salado colocado en capas dentro de toneles. No solo era una fuente de sustento, sino que también era crucial para la supervivencia económica de la familia. El pescado se limpiaba, se cortaba, se salaba intensamente y luego se colocaba en capas dentro de toneles de madera. La sal servía como condimento y también como conservante, evitando la descomposición durante meses.
Hoy, aunque se utilizan recipientes de plástico, la receta y la intención no han cambiado. Algunas familias todavía preparan su lote anual de maleh en los meses de invierno, en parte para consumo personal y en parte para la venta.
Pescado como Moneda
En el pasado, el pescado—especialmente el maleh—no era solo alimento. También era un medio de intercambio. Las familias costeras intercambiaban pescado preservado por arroz, dátiles, sal o incluso ropa. Para los agricultores que vivían tierra adentro, el pescado era una rareza y por lo tanto, altamente valorado.
Este sencillo sistema de trueque creó una de las microeconomías más antiguas del país—entre las comunidades costeras y las desérticas del interior. El maleh no solo trataba de supervivencia, sino que también era una conexión—una red tejida que unía a personas, familias y tribus.
Una Tradición Que Sobrevive en el Tiempo
Hoy, cuando los supermercados, las cadenas de frío eléctricas y la gastronomía gourmet dominan el suministro de alimentos, el maleh todavía existe. No solo como alimento, sino como patrimonio. Las generaciones mayores, como el pescador de 75 años, transmiten su conocimiento a sus hijos y nietos—no por su valor monetario, sino para preservar su identidad.
El Festival del Maleh, celebrado anualmente, sirve precisamente para este propósito: recordar a las personas que el pasado no ha desaparecido; solo se ha transformado. Los visitantes a menudo quedan asombrados de cómo algo tan simple—sal y pescado—ha definido la vida de una comunidad durante siglos.
El Sabor Que Conduce al Pasado
El sabor único e intenso del pescado salado no es el favorito de todos, pero para aquellos que crecieron con él, un solo bocado puede evocar una torrente de recuerdos. Barriles secándose en un patio familiar, el primer viaje al mar con el abuelo, o arroz humeante con maleh de la mano de una madre—estos no son solo recuerdos, sino legados culturales.
Así, el maleh es más que alimento: es historia, supervivencia, identidad y tejido comunitario. Cada barril contiene el aroma, sabor y sabiduría del pasado.
Conclusión
Los turistas que visitan la ciudad de Dubái hoy pueden no encontrarse con esta tradición—pero si alguien llega a las costas de Dibba Al Hisn y prueba el maleh casero, pueden darse cuenta: el mundo moderno es solo la superficie. Debajo de él late el antiguo corazón del mar.
(El artículo se basa en el relato de un pescador anciano.) img_alt: Hombre disfrutando de la vista frente al mar con barcos y gaviotas en Dubai Creek.
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